El sector del transporte por carretera está inmerso en la transición energética más profunda de su historia. Impulsado por la legislación europea —como el Paquete de Movilidad o el programa Fit for 55— y la creciente necesidad de descarbonizar la cadena de suministro, la elección de los combustibles alternativos se ha convertido en una decisión estratégica que define la viabilidad y la rentabilidad futura de las flotas.
En este artículo explicamos los principales tipos de combustibles alternativos que existen hoy para el transporte de mercancías y viajeros, sus ventajas y desventajas, y cuál es la situación actual del mercado en España y Europa.
Los líderes de la descarbonización: soluciones “drop-in” e inmediatas
Estas tecnologías permiten una transición rápida porque aprovechan la infraestructura existente y la flota diésel actual, sin necesidad de grandes inversiones iniciales.
HVO (Aceite Vegetal Hidrotratado): el diésel renovable
El Hydrotreated Vegetable Oil (HVO) es un combustible renovable obtenido a partir de aceites vegetales usados, residuos animales o subproductos, procesados mediante hidrotratamiento para generar un diésel renovado.
Ventajas clave:
- Compatibilidad “drop-in”: puede utilizarse en casi todos los motores diésel Euro 6 sin modificaciones.
- Reducción inmediata de emisiones de CO₂ del ciclo de vida (hasta un 90 % en su versión HVO100).
- Elevado índice de cetano: mejora la combustión, reduce el ruido y el desgaste del motor.
Desventajas críticas:
- Coste superior al diésel convencional (aunque la diferencia se está reduciendo).
- Suministro aún limitado y dependiente de materias primas de segunda generación.
- Requiere certificaciones de sostenibilidad (como ISCC) que acrediten el origen del residuo.
Usos típicos:
- Flotas de transporte pesado de larga distancia.
- Maquinaria difícil de electrificar.
- Empresas que buscan reducir rápidamente su huella de carbono.
Bio-GNL y Bio-GNC (Biometano)
El biometano se obtiene a partir de residuos orgánicos (lodos, estiércol, residuos urbanos) y puede usarse como gas natural vehicular (GNL o GNC) de origen renovable.
Ventajas clave:
- Emisiones netas de carbono cero o incluso negativas al aprovechar residuos.
- Infraestructura de gas ya desarrollada en buena parte de Europa.
- En algunos países obtiene etiqueta “CERO”, lo que aporta beneficios fiscales y acceso a zonas de bajas emisiones.
Desventajas críticas:
- No compatible con motores diésel tradicionales (requiere motorización específica a gas).
- Menor densidad energética: depósitos más grandes y menor autonomía.
- Inversión inicial más alta en vehículos a gas.
Usos típicos:
- Grandes flotas con rutas fijas.
- Transporte de mercancías refrigeradas.
- Autobuses urbanos o empresas con bases logísticas equipadas con repostaje de gas.
Los líderes de la innovación: el futuro eléctrico y por hidrógeno
Estas tecnologías representan la meta final de la descarbonización, ya que ofrecen cero emisiones en el punto de uso.
Electricidad (vehículos eléctricos a batería – BEV)
Los vehículos eléctricos con batería (BEV) han evolucionado considerablemente, especialmente para distribución urbana, regional y última milla.
Ventajas clave:
- Cero emisiones de escape y bajo nivel de ruido.
- Acceso preferente a zonas de bajas emisiones (ZBE).
- Costes operativos reducidos: la electricidad es más barata y el mantenimiento menor.
Desventajas críticas:
- Autonomía limitada en vehículos pesados de largo recorrido.
- Peso de las baterías que reduce la carga útil.
- Infraestructura de recarga de alta potencia aún en desarrollo.
- Inversión inicial elevada en vehículo y punto de carga.
Usos típicos:
- Distribución urbana y regional.
- Flotas de furgonetas o camiones de hasta 26 toneladas.
- Transporte municipal o autobuses de empresa
Hidrógeno (vehículos de pila de combustible – FCEV)
Los vehículos de hidrógeno generan electricidad a bordo mediante una pila de combustible, eliminando emisiones directas.
Ventajas clave:
- Alta autonomía y recarga rápida comparable al diésel.
- Mayor carga útil frente a vehículos eléctricos de batería.
- Ideal para transporte pesado y de larga distancia.
Desventajas críticas:
- Escasa infraestructura de hidrogeneras en la mayoría de países.
- Coste elevado de producción del hidrógeno verde.
- Vehículos aún muy costosos y de disponibilidad limitada.
Usos típicos:
- Transporte pesado de larga distancia (+700 km).
- Rutas internacionales.
- Operaciones donde el peso y la rapidez de repostaje son críticos.
Alternativas de nicho y de largo plazo
Estas soluciones son prometedoras, pero todavía requieren un desarrollo tecnológico o económico más profundo antes de ser ampliamente adoptadas.
E-Combustibles (E-fuels o combustibles sintéticos)
Los e-fuels son combustibles líquidos o gaseosos generados a partir de electricidad renovable y CO₂ capturado, como el e-diésel o e-metanol.
Ventajas:
- Compatibles con motores existentes (“drop-in”).
- Aprovechan la infraestructura tradicional de repostaje.
Desventajas:
- Eficiencia energética muy baja (grandes pérdidas en el proceso).
- Costes de producción extremadamente altos hoy en día.
- De momento, solo viables para usos muy específicos.
Usos típicos:
- Vehículos pesados antiguos.
- Flotas que deben mantener motores diésel.
- Entornos donde otras alternativas no son viables.
Biodiésel tradicional (FAME)
El biodiésel FAME (éster metílico de ácidos grasos) ha sido uno de los primeros combustibles alternativos utilizados en el sector, generalmente mezclado con diésel fósil (B7, B10, B20).
Ventajas:
- Coste bajo frente a otras alternativas.
- Amplia disponibilidad en el mercado.
Desventajas:
- Problemas de estabilidad en frío en mezclas altas.
- Origen de materias primas a veces cuestionado (uso de cultivos alimentarios).
- Está siendo reemplazado progresivamente por el HVO.
Usos típicos:
- Mezclas en diésel convencional.
- Flotas que buscan una primera mejora sin grandes cambios técnicos.
¿Qué combustible lidera el mercado del transporte por carretera?
La elección del combustible alternativo depende de múltiples factores: tipo de ruta, tamaño de flota, infraestructura disponible y estrategia empresarial.
Actualmente, el mercado muestra las siguientes tendencias:
- Larga distancia e internacional: HVO y Bio-GNL/Bio-GNC son las tecnologías más relevantes por su compatibilidad y red existente.
- Distribución urbana y regional: los vehículos eléctricos a batería (BEV) lideran la transición.
- Tecnología de futuro: el hidrógeno es la gran apuesta, aunque aún requiere inversiones e infraestructura.
El impulso normativo europeo también es clave. La Regulación (UE) 2023/1804 (AFIR) establece objetivos vinculantes para la infraestructura de combustibles alternativos en la red TEN-T (Trans European Transport Network), impulsando la adopción en todo el continente.
Factores clave para elegir el combustible adecuado
A la hora de decidir, las empresas, autónomos y jefes de tráfico deben analizar cuidadosamente:
- Perfil operativo: tipo de rutas (urbanas, regionales o internacionales).
- Infraestructura disponible: estaciones de carga eléctrica, hidrógeno, gas o distribución de HVO.
- Coste total de propiedad (TCO): inversión inicial, coste energético, mantenimiento, valor residual y ayudas públicas.
- Compatibilidad con la flota actual: si se puede aprovechar el parque existente o se requiere renovación total.
- Cumplimiento normativo: zonas de bajas emisiones, objetivos europeos y ventajas fiscales.
Demanda del cliente: cada vez más clientes exigen proveedores con menor huella de carbono.
La transición energética del transporte por carretera ya es una realidad.
Elegir el combustible alternativo correcto no es una decisión menor: define la eficiencia operativa, la competitividad y la sostenibilidad de la empresa en los próximos años.
Mientras las soluciones “drop-in” como el HVO o el biometano permiten una adaptación inmediata, las tecnologías eléctricas e impulsadas por hidrógeno representan el futuro.
La clave está en evaluar el contexto operativo, la infraestructura y los costes para trazar una hoja de ruta hacia una flota moderna, eficiente y preparada para el cambio energético.
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